Sueñario

28.11.2023

Dejo abierto este compilado de sueños, siempre actualizables. Por los menos los más destacados de aquellos que vengan a vivirme la carne de aquí en más. Sabrán discupar las vaguedades típicas.

Remedios Varo - Creación con Rayos Astrales (1955)


30/10/23 o alrededores: 

De Cuando Asesoré al Faraón de Egipto

El Imperio del Ka de Ptah entregaba su brillo poderoso al sueño del muchacho que estoy siendo ahora (y suelo ser). Fue, eso sí, algo vago e impreciso; digamos, a la par del muchacho.

El hijo de Horus me invitaba a mí, aparente extranjero de visita con un grupo, quizás incluso con la indecencia de vestirme como me visto ahora, a ser su ministro. Acepté, y le propuse a una de las chicas con las que viajaba que se quede conmigo. No recuerdo su rostro, sólo unas burlas de terceros, y su ausencia finalmente.

Recuerdo un pequeño estanque que daba a una pirámide, cual río artificial. En la desembocadura había una puerta, como si fuera un cobertizo, que daba realmente a lo que podría haber en un cobertizo: aperos, cosas incluso modernas.

Hasta acá el contenido que me fue dado: cuento con la pequeña habilidad de, si el tiempo lo permite y me despierto sin sobresaltos, retomar el sueño e incluso alterando a semivoluntad los acontecimientos. Digo semi: conserva colgajos de Hipnos, por lo que no es un acto de ego preciso.

Se los pruebo ahora mismo: al Faraón le fui con la contraoferta de algo menor, algo más digno de mi poquedad. Le propuse ser un modesto embajador y viajar, contribuyendo a la extensión de arcas, de puentes. Hasta elaboraba mi propia muerte, unos cinco años después, en misión diplomática, a manos de zoroastrianos.

28/11/23 

Los barcos alunados y las dos estrellas

Soñé que, en la noche, iba con un (perrito similar a mi Juancho) a la playa anochada. Gentes nos recomendaban no hacerlo por una terrible tempestad que se estaba desatando, pero ambos fuimos indeclinables. Al llegar, la calma: el mar liso como las hojas de un cuaderno. A los lejos vimos dos barcos de velas extendidas no a la usanza, sino como alas; una versión hiperbólica de los navíos asiáticos antiguos. Ambos tenían la luna detrás, semisumergida en la línea del horizonte, inyectándoles una luz blanca inmensa.

Vi hacia atrás, a las casas: una tenía un largo pasillo. Luego, desde las perspectiva de otras gentes (probablemente las que nos advirtieron) viendo aquellos barcos, volteamos al muchacho y al perro. Ya no estaban. Y al asomar la cabeza, dos nuevas estrellas refulgían.

29/11/23 o alrededor

Patria

Volví a ver a la Luna, gigantesca, como cerniéndose sobre el planeta: toda luz blanquecina al punto que no tenía sus manchas grises. La ví desde mi patio infantil (el de mi casa antes del fallecimiento de mi vieja, escenario típico de mis óleos mentales). Le hice mientras la veía un poema, del cual solo recuerdo gritarle una frase: 

¡Sos mi patria!

Veintipico del 10, 2024

Astronautas

Una expedición espacial se está preparando: soy uno de sus tripulantes. Vamos hacia el centro del universo, donde dicen: "pasado y futuro transcurren a la vez". Se suscitan discusiones. Hay miedo y dudas. Creo que aun así, estoy entusiasmado. El sueño termina antes del despegue; hasta parecían ser varios días previos.

2/11/24

Dos historias

¿Por qué será que me acuerdo de este apartado en estos dos meses? Preguntas...

Estaba en una casa más grande y próspera que la mía: me despiertan de la siesta una nena y un bebé que apenas caminaba. Me encariño tanto con el segundo que me siento como su padre: lo alzo, lo cuido. Bajo al patio, donde están mis tías y mi hermana. Como queriendo disimular mi sensibilidad paternalista, invento que el nene está haciendo macanas y hay que cuidarlo. Discuto con mi hermana sobre esto. 

Para probar mi punto, le muestro una foto sacada con mi celular de mi cama supuestamente cagada por el bebé (pero era mentira, aunque, digo para mis adentros, antes de mostrarle la supuesta foto: que me crea, y ella me cree la mentira).


En la siguiente soy espectador. Es como una especie de película sobre una prostituta que, con sus devotos y dulces clientes, demuestra gran poder personal, autosuficiencia y sabidur´´ia. Pero para con su cafiolo/pareja, todo lo contrario. Había una especie de reflexión psicológica al respecto, sobre lo vulnerables que nos hace el amor.


20/1/25

El fin de la dinastía

Soy Cleopatra y a veces soy como una cámara observando lo que ocurre. Estoy dentro del palacio y es el final de las guerras. Todo perdido. Esta vez, en vez de caer ante la Roma de Octavio, lo hago ante la Roma cristiana. Tengo a una asistenta de mi mayor confianza a mi lado; rezo a Los Dioses (recuerdo mencionar a Heka, Isis y Anubis, juzgo probable que también a Hathor y Sobek) y me dejo morder por la áspid, pequeña, blanca, demasiado frágil, pero efectiva.

En modo cámara, veo llegar a los cristianos; encuentran los dos cadáveres y lo primero que decide el general a cargo es construir ahí mismo una iglesia, y destruir las estatuas divinas. 

Entre medio, soy un ciudadano egipcio que se infiltró entre los victoriosos: uno de a pie que logra rescatar, entre los fragores, unas cinco estatuillas religiosas de la reina caída. Se las confío a un pescador para que las guarde en un bote y se las lleve lejos. Recuerdo solo decir que una de estas podría venir de más lejos, quizás China.

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