Red de atrapar cinco notas callejeras

20.05.2023

¿Porqué el hot jazz de los 30, o el sonido Nueva Orleans, sirven para darle un toque cómico o embellecedor a toda escena urbana?

Las siguientes fueron recopiladas en el año 2022 para la materia de Taller II de Narrativa. Son pocas.


En la cola de la fotocopiadora, escucho a un par de señoras:

— ¿Cómo se llamaba el viejo? ¿Franco?

— ¿Cuál?

— El que vivía en el pasillo, ¿Adrian era? El que se encerraba en el ropero... ¿Sabías de esa? El tipo se emborrachaba y le querían robar... Siempre que tomaba se encerraba en el armario... ¡Alberto se llamaba!



En el Mitre, voy con mi amigo y socio a Retiro, para virar desde ahí hasta Telmo, donde un pequeño teatro está dispuesto a charlar los términos de alguna función teatral nuestra. A la altura de Carranza, caminando hacia los vagones delanteros, nos encontramos con un tipo, pibe más bien; tocaba y cantaba Tumbas de La Gloria de Fito Páez con una criolla, corriendo por todo el pasillo móvil, a los gritos, como si tuviera a 40 mil personas en la cancha de Vélez. Dejó todo en la interpretación.




En Casa Minga, ya oscurecido, estoy tratando de leer Salambó, de Flaubert, pero no puedo: hay un grupo de chicas decidiendo el regalo de cumpleaños de otra amiga ausente. Me impresiona como contrastan sus personalidades: una hace y deshace propuestas, otra se ausenta del tema, otra evalúa peligros, otra aprueba todas las ideas.




Estoy parado sobre Callao haciendo tiempo, mientras dos chicos adolescentes pasan, ponderando las bellezas del otro en tono casi científico; ni irónico, ni consolador, ni coqueto: científico. Recuerdo apenas que uno habla de la altura del otro, recibiendo como contrahalago lo innegablemente bello de sus ojos azules. Parecen amigos.




Caminando por Ballester, dos chicos sentados reciben besos del perro de una señora que lo va paseando. Es un schnauzer simpático:

— ¿Cómo se llama?

— Coco

— ¡Qué lindo que sos Coco!

— Gracias. — Dice la señora, no por el halago a Coco si no por la paciencia de los chicos a la invasión de besos.

— No, gracias a usted...

Aunque trató de completar la frase, se ve que se la trabaron las palabras; probablemente quiso decir algo así como: gracias por dejarlo este ratito con nosotros.

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