El "progresismo" no es más que sentido común

Una señora de bien, casual caminante, cree que defender al pobre es arruinar el país. Ante tanto, solo María Elena Walsh podía reaccionar como lo hizo.

Una de las grandes estrategias de la extrema derecha es hacer creer que sus temáticas pueden ingresar en una agenda de debate, que merecen su lugar dentro del flujo democrático, del arco de las ideas. Lo cierto es que quien quiere desguazar la democracia no debería tener cabida en ella. Todo atentado que inflijan los poderes estatales contra su pilar, masa heterogénea llamada pueblo, es inadmisible en el debate. Los CEOs de la empresas que fabrican tu hamburguesa, tu cigarro y tu whisky favoritos no se pueden sentar al lado de tus médicos, teniendo el mismo peso que éstos a la hora de prescribirte.

Lo que mal llamamos progresismo no puede ser una de las opciones: debe ser la base, el fundamento desde el cual partir hacia el pienso y repienso ideológico, con toda posibilidad de adhesión, crítica, defensa o modificación. Encajonarla en un proyecto de país o dos, en un partido político específico, es debilitar la conciencia humana, perpetuarla en el coliseo del dualismo. 

Hay un sentido común universal, un devenir histórico cada vez menos excluyente. Lo resumimos en el respeto y la lucha por la dignidad de todo ente, desde el complejo y variado planeta en que vivimos hasta cada compleja y variada persona con la que vivimos. Es al calor de esa defensa en que nace: 

La causa medioambiental y el antiespecismo, la Permacultura.

El veganismo, vegetarianismo y prácticas alternativas como la ganadería regenerativa.

La repulsión vehemente a toda agenda mercantil que vacía lo humano de su potencial más genuinamente pleno (artístico, psicofísico y numinoso) hasta convertirlo en mero insumo que se mueve.

La paz, haciendo única guerra a la pobreza.

El empoderamiento LGTBIQ+ y de la salud mental.

El feminismo, el cuestionamiento a los roles de género.  

La resistencia al racismo y a la colonia, en cualesquiera de sus variopintas caras. Por ende la aceptación del aporte epistemológico y vivencial del indigenismo nativo, de todas las etnias rezagadas por el monoteísmo, las academias taxidermistas, etc. 

La protección de los grupos vulnerados, que no vulnerables, como las niñeces, las personas en situación de discapacidad...

Hasta algo tan básico, resumiente como la solidaridad y la comprensión actuante de aquello reprimido, propio o ajeno. Incluso, tan amplio es que pueden romperse a si mismos sus marcos teóricos para prevenirse de su occidentalidad. 

El sentido común, o "progresismo" es inherentemente dialógico y democrático. Toda ideología represora es, como lo hemos visto de sobra, una advenediza que usa la democracia para destruirla, depreciar su valor, humillarla, junto con las voces opositoras.

.Al hablar de un devenir histórico menos excluyente, no dejo de pensar sus mismas variables específicas para no caer en un término tan poco feliz, tecnócrata y ranciamente positivista como el de progreso. Lo que sigue son ejemplos pasados de que el sentido común o lo contrahegemónico, aunque contextual, se guarda un dedo para apuntarlo hacia algo mayor que el contexto. Lo que nos llevó a la autotrampa del rótulo aquí desechado es, quizás, que pareciera tendenciar desde antiguo al partir de la excepción hacia algo más parecido a la regla. Esta paridad nos será, no obstante, demasiado vaga, pues pronto veremos casos contrarios.

Con estos pocos ejemplos me propongo probar que, no importa donde ni cuando, siempre surge una voz de sentido común que quiera proclamar un amor o denunciar un odio, ganándose o no simpatías de los hegémones de cada época; una voz y hasta una vida entera o varias. Y aunque no podemos olvidar enormes tropelías cometidas en la historia, hoy y aquí tomamos una actitud, curiosamente, paulina: examinar todo, retener lo bueno.

Antigüedad

• Las religiones matriarcales europeas que según Bachofen se pueden rastrear en cuatro etapas históricas: la Hetaira, de la era paleolítica, donde primaba el poliamor y el estilo de vida nómada; la neolítica agricultora, con la veneración de una Gran Madre natural, como Cibeles o una Deméter primitiva; la dionisíaca de transición, y la apolínea patriarcal que, como veremos en el siguiente ítem, no caerá en los extremos del Jehová solitario, padre que castiga, que solo le da el mando a Adán y cuyos seguidores muy pronto habrán de negar a la materia y a la naturaleza, para tragedia del mundo: las extinciones depredadoras, el uso y abuso de las hermosas especies hermanas con las que cohabitamos, como la cacería por placer o las granjas de cultivos animales, el envenamiento del aire y el agua solo en razón del lujo, son todas hijas de un pensamiento que privilegia al ser humano como rey de un reino, cuando no es más que un nudo en un telar. Cuando la respuesta obvia fue la convivencia no abusiva, incluso dentro de los grandes ciclos tróficos (por lo tanto validando cierto cuidado carnivorismo), en algún momento el rumbo fue torcido hacia el apostatar de las Diosas Madres.

• Desde el mismo hilo, la convivencia enriquecedora de deidades masculinas y femeninas, con atributos variados, no limitados a las dualidades hombre fuerte/mujer débil. Ejemplos del panteón griego, egipcio, mexica, chino, védico, sobran: Sekmet, la leona del sol abrasador egipcio, patrocina la guerra; Diana, cazadora siempre virgen, que vive en los bosques en compañía de ninfas y una corte de mujeres; Amaterasu, jefa de los Kamis y legitimadora del poder político japonés; Zeus, paridor cósmico según los órficos y que a sus amores variopintos también sumará el de Ganimedes, a la postre copero olímpico; Kali, señora del fin, deidad azul adornada con collares de cabezas, destructora de demonios, sucesora de la igualmente aterradora Durga; Lan Caihe, patrón taoísta de las flores e inclasificable figura en cuanto a su sexualidad, de la que pronto hablaré en una de las Liturgias Arbóreas... Los grandes mitos encierran grandes amplitudes de mente.

• La existencia misma de Hipatia, filósofa y astrónoma del siglo +V. Jefa de la academia platónica en su época, pagana e influenciada por Plotino, docente respetuosa de los cleros de su alumnado y ascética, fue asesinada por un linchamiento cristiano. Podríamos mencionar a la muy anterior Diotima, sacerdotisa maestra de Platón, que refrenó una plaga mediante sacrificios, pero no se sabe mucho más de su existencia.

• La homosexualidad en el mundo grecolatino era ampliamente aceptada, e incluso, como ocurrió con el ejército de la Banda Sagrada de Atenas, un criterio formativo militar. La lista sería interminable, y el tema, un reguero de flechas entre académicos; lo inobjetable es que la inmensa mayoría de los grandes nombres que nos han llegado practicaban la diversidad sexual: Sócrates, quien sin embargo parecía practicar una admiración casta, la siempre celebrada Safo, el rey Filipo II y Alejandro Magno, el emperador Adriano... Teniendo mitos como los de Aquiles y Patroclo, además de los mismos Dioses y Diosas ya consignados, la naturalización es un hecho. Cabe destacar también que Platón, en sus Leyes, y Jenofonte, condenan la pederastía en la que era típico que caigan muchos de estos vínculos.

• Una actitud de adoración a la naturaleza continuará como base de los cultos politeístas de prácticamente todo el globo, aunque en muchas áreas lo matriarcal ceda en diferentes grados, según la región.

• En japón se practicaba masivamente el Yobai, o arrastre nocturno: práctica campesina en la que hombres y mujeres podían ir por sus aldeas de noche para tener relaciones sexuales con sus vecinos. Con la era Meiji, influida por el protocapitalismo y el forzamiento al éxodo del campesinado a las urbes y el tendido eléctrico, además de leyes pro monógamas, la costumbre empieza a perder popularidad y respeto. Keisuke Akamatsu (1994) la cataloga como una práctica de libertad sexual, en algunos casos más ritual, y asegura que su fin se debe al impulso de la prostitución y otras prácticas con mayor chance de sacar tajada.

Medioevo

• Irene de Atenas se convierte en la primer emperatriz (primero co-rregente de su joven hijo) del Imperio Romano Oriental, a pesar de la presión papal, so pretexto de creerse imposible que una mujer gobernase bien. Sumó más de veinte años en el poder.

• Cornelio Agrippa, mago y cabalista alemán, publica De nobilitate et praecellentia foeminae sexus (De la Nobleza y preexcelencia del género femenino) mientras recibía el mecenazgo de Margarita de Austria, primera de una serie de gobernantas de los Países Bajos.

• Reformas: los movimientos monásticos benedictinos y cistercienses promovieron una vida monástica caracterizada por la austeridad y la devoción. Paralelamente, las herejías como la de los valdenses y los cátaros desafiaron la ortodoxia de la Iglesia, abogando por un cristianismo más simple, contrario al asesinato, casi vegano, sin figuras de poder y sin procreación, mientras su Dios aún combate la guerra contra el mal, pudiendo perderla. Conviene mencionar otras respuestas frugales a los excesos católicos, como los bogomilos y los paulicianos.

Modernidad

• El eslabonamiento que va desde la Ilustración (con toda la apertura intelectual/religiosa y esbozos primarios de igualdad ante la ley) hasta el fin institucional de la esclavitud, pasando por las revoluciones americanas que pusieron fin al monarquismo absoluto y el movimiento sufragista de mujeres como Elizabeth Cady Stanton, así como el amor libre de los sansimonianos y Mary Wollstonecraft. Algo simplificado, dicho(s) eslabon(es) podría(n) empezar más bien antes, con el Renacimiento florentino, la resurrección cultural de Grecia.

• En la lucha obrera y los primeros sindicatos pueden encontrarse antecedentes como el movimiento Ludita de 1811: una concentración de artesanos de la tela, boicoteadora de las maquinarias que los dejaban sin empleo durante la naciente industrialización británica; aunque la primera huelga se realizó en tiempos de Ramsés III, según constata el Papiro de Amunnakht. Para 1838 y con mayor contundencia, aparece las protestas cartistas que proclamaban el derecho de participación obrera en el Parlamento sin requisito de propiedad, así como el voto secreto masculino.

• Las primeras comunidades alternativas son trazadas: mucho antes de los kibutz, Longo Mai y las ecoaldeas, Charles Fourier había diseñado una unidad edilicia agrícola de grandes dimensiones y autárquica, llamada falansterio. 

Siglo XX.

• 1900-1910: la profundidad del mensaje literario, político y religioso de León Tolstoi se hace innegable. La entrega de su cuantioso patrimonio al servicio de una vida comunitaria, sencilla y natural, su pionería anti carnívora, su reinterpretación cristiana y su vocación por educar a miembros de su aldea acumulan tantos aciertos como las convicciones de Anna Karenina. En cuanto al desafío a los roles de género, aparecen muy pronto la científica Marie Curie, única ganadora de dos Nobeles distintos, y la compositora Lili Boulanger, primera mujer ganadora del Premio de Roma, beca de incentivo francesa.

• 1910-1920: surge el movimiento bolchevique, cuyos únicos padres son los excesos del zarismo y la Primera Guerra Mundial. En los albores de esta última es asesinado Jean Jaures, marxista rebelde al marxismo, pacificista y antinacionalista, casi profeta del horror que representaría la matanza. A tres días de iniciada, fue acribillado en un café. Terminada la guerra, se lo colma de honores.

• 1960-1970: se inician los movimientos contraculturales juveniles, con mayor capacidad de protagonismo político que la mayoría de modas anteriores y posteriores. Resuena el Mayo Francés, el hippismo y toda la oposición a la Guerra de Vietnam, el Movimiento por los Derechos Civiles, el progresivo desgaste del Apartheid, los grandes festivales de música, la apertura sexual y psicodélica, los movimientos verdes. Hacia la década siguiente, lo anterior daría paso a un boom internacional de la música negra y marrón: de Estados Unidos saldrá hacia el mundo el blaixploitation, el funk y el soul en su apogeo, la salsa dura de los cubanos en los ghettos neoyorquinos. Los aportes culturales de quienes crean el rock y lo sostienen ya no pueden esconderse.

• 1980-1990: no se si el closet se rompe, pero al menos la puerta es decididamente pateada: la androginia, la incomodidad y la celebración del rol roto ocupan la escena. Son David Bowie, Kate Bush, Pete Burns, Siouxsie Sioux, Boy George, Annie Lennox, Federico Moura, Michael Jackson, Miguel Abuelo, Madonna, Freddie Mercury, Ricky Espinosa, Rob Halford... Y lo drag pierde clandestinidad.

Todo este informe lacónico se propuso arrojar a quien quiera la idea de que, mirando más hondamente que la propia época, la propia tierra y sus errores, siempre asomaron ideas o personas capaces de ver hacia lo universalmente deseable para cada especie e individualidad. Son estos los aportes atravesados por microdialécticas que nos llevan hasta esta, nuestra era ambivalente.

Siempre hubo una curva ascendente a la heterogeneidad y a la inclusión de todas sus variables, a la dulzura que empatiza, al coraje de luchar por una dignidad mellada. Y si llamamos a esto con un "ismo", lo estamos degradando, no lo estamos poniendo como lo que siempre fue: ni más ni menos que la base todo hacer político.

De lograrse, sería la muerte de la extrema derecha, y aún más: sería la coda del baile que sostienen a duras penas la izquierda y la derecha, hoy al compás de alguna Danger Music, en una época en la que solo las caricaturas eligen sus versiones extremas (que otros elijan a las caricaturas, ya lo hablamos bastante acá). Si aún sobrevive un binomio o un combate real, este es el de lo exclusivo contra lo inclusivo. Y no se trata de ismos, si no de, lamentablemente, algo más maniqueísta.

Lo trágico es que sigamos luchando esta guerra tan inmadura; que siempre habrá gente de a avión tirando para su lado, eso sin duda (pongo cerrojo a mi ingenuidad acá), pero lo que entristece es que haya gente de a pie aún lobotomizada por lo hegemónico, eligiendo excluir antes que incluir aunque suponga su exclusión al final. Termina siendo elegir la asfixia.